Escuché tanto a Marko Cortés como a Alejandro Moreno, dirigentes nacionales del PAN y el PRI respectivamente, aceptar que no habían logrado contagiar a los ciudadanos del peligro que significaba (para ellos) votar por Morena y aliados.
Si bien es cierto, reconocen la existencia de inconsistencias en los resultados del PREP respecto a las actas que tienen, también saben que dichos errores no alcanzarían para revertir aquellas votaciones donde la distancia supera los 10 puntos, como en la presidencial o algunas gubernaturas.
Queda clara que la intención de los opositores en cuanto a impugnar algunas votaciones tiene como objetivo hacer más decorosa la derrota, pues varios de los resultados son contundentes.
Sin embargo, después de que el INE reconociera que hay inconsistencias en los conteos del PREP, cabe la seria posibilidad de que las votaciones cerradas cambien al vencedor o vencedora, como podría ocurrir en diputaciones locales, federales y algunas senadurías en el país (la de Nuevo León, por ejemplo).
El resultado por la gubernatura en Veracruz es tan contundente que aunque exista inconsistencias, que las hay y muchas, no alcanzarían para revertir lo ocurrido, de igual forma en la presidencial y en otros tantos comicios.
El frente opositor debería centrarse más en apelar el flagrante piso disparejo en el que se desempeñaron las campañas, con un presidente que de manera diaria ignoraba la ley electoral, entre otras cosas, en vez de preocuparse por impugnar votos y hacer menos escandalosa la derrota.
Veremos qué pasa.