Dicta el sabio refrán: no por mucho madrugar amanece más temprano. Parte de la clase política en Veracruz no lo entiende. Se empecinan en echarle más leña al fuego, en azuzar a aquellos que ya en su mirada traen consigna de dar la estocada final. Creen, ingenuamente, que con balas pueden combatir bombas nucleares.
No hay marcha atrás, el PRI Nacional tiene la orden de actuar contra los que gobiernan Veracruz. La instrucción proviene de la Federación. El líder tricolor, Enrique Ochoa y el Senador, Arturo Zamora, no se mandan solos; recibieron luz verde para «limpiar la casa» con los casos de militantes a todas luces insostenibles.
La misión consiste en rescatar aquello que sea posible, en materia de confianza ciudadana, con miras hacia las elecciones en EdoMex, Nayarit y Coahuila. Uno de los tantos puntos en la intentona del PRI por evitar la pronosticada debacle en el 2017, y posteriormente, en los comicios Presidenciales, consiste en entregar la cabeza de cuando menos dos gobernadores impresentables.
Se lo adelanto, César Duarte tiene amplias posibilidades de librar la suerte que su partido asestó a Javier Duarte, misma que también correrá Roberto Borge. En el CEN tricolor consideran que el caso de Chihuahua pasa más por una campaña de Javier Corral, que por una auténtica desfachatez del ahora ex gobernador. Verdad o mentira; culpable o inocente, casi un hecho que se salva.
En el PRI Nacional, léase también Federación, consideran que la elección en Veracruz se perdió, en definitiva, por el Ejecutivo en turno. De igual manera, no vieron con buenos ojos que en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, en Grupo Fórmula, Javier Duarte señalara que fue culpa del tricolor, y no de él, haber entregado el gobierno al PAN-PRD de Miguel Yunes.
Mucho podría haberse evitado buscando el diálogo con la Federación y la autoridad partidista. Si no abrían la puerta, pues volver a tocar. Si se negaban, insistir lo necesario. Más valía dejar de lado la soberbia en el afán de buscar una vida posgobierno menos atormentada. «Ven que la perra es brava e insisten en patearle el portón». En fin.
El tema de Carolina Monroy
Estoy enterado que algunas voces al interior del PRI Nacional cuestionan la permanencia de Carolina Monroy como su Secretaria General. Sin embargo, contrario a esos rumores, la mayoría de los militantes observan a la diputada federal como un factor de unidad en el CEN; además, le reconocen su impulso por defender la participación de las mujeres en la política, no sólo en el tricolor, también en otros partidos. No veo por dónde quieran tirar a la mexiquense, trae cuerda para rato.