En la secretaría de gobierno de Veracruz hay cinco enviados ocultos de Adán Augusto López; tres en Finanzas, tres más en la oficina del gobernador García Jiménez, y dos en la secretaría de desarrollo social.
La función de ellos ha sido, desde un principio, informar “a los de arriba” sobre lo que hacen en el estado que pudiera afectar la elección. Les preocupa que las tropelías pudieran ser tan graves que, con una buena estrategia, la oposición lo aproveche.
De igual manera, tal como lo adelanté en la columna anterior, hay informantes insertos en el congreso local (de manera particular en la Jucopo), en la Siop y en seguridad pública. ¿Por qué en esas dependencias? Por presuntas irregularidades reportadas a Palacio Nacional.
Los informes sobre excesos en Infraestructura y Obras Públicas llegaron hasta oídos de los dirigentes en la CDMX, y por ello, decidieron enviar una docena de observadores que se encuentran muy cerca del titular de la secretaría.
En Palacio Nacional están preocupados por los avisos que tienen (al parecer documentados), de los presuntos excesos en algunas dependencias del gobierno de García Jiménez, sin que él tenga noticia alguna sobre ello, de ahí que la decisión fuera investigarlos “como asuntos internos”, y en secreto.
El asunto en Finanzas y Planeación tampoco es menor, sin que esto involucre al secretario, pero sí a subsecretarías. Los informes se entregan semanalmente, en CDMX, a personas designadas en gobernación.
¿Será que desde ahí algunos casos pudieran filtrarse (en el momento idóneo) a los medios de comunicación? Veremos.