Recibí una llamada para compartirme que este fin de semana, el sábado, el Presidente López Obrador había comunicado a sus colaboradores, situaciones que no estaban autorizadas bajo ninguna circunstancia, (a menos que fueran de extrema urgencia), y aún así, habrían de consultárselas.
Esas instrucciones fueron transcritas en un documento, y a manera de argot interno lo llamaron “el manuscrito de AMLO”. Si bien no es un decálogo, quedó claro en el equipo cercano que nadie puede salirse de esa tangente, ni por asomo siquiera.
Los únicos dos foros para anunciar temas sobre el Covid19 son “la mañanera” y la conferencia de Hugo López-Gattel, por la tarde-noche.
El único autorizado para matizar o redireccionar (no corregir) algún comentario del Presidente sobre la pandemia es López-Gattel; sólo él, ni Jorge Alcocer, (pues se cree que el Subsecretario manejaría palabras más suaves).
Marcelo Ebrard será el “segundo AMLO” para declarar sobre temas del coronavirus. Su experiencia con el H1N1 como Jefe de Gobierno en el entonces DF, le dan la autoridad suficiente para hacerlo, además de su notoria cercanía con Trump.
La cuarentena se ampliará más allá del día 30 de abril. No sólo porque AMLO lo “vea bien”, sino porque ya está acordado, sólo que falta anunciarlo oficialmente. Esto incluiría al sistema educativo nacional, y por ningún motivo esto significará perder el año escolar 2019-2020.
Nadie puede destacar por encima de AMLO en ninguno de los temas. López-Gattel crecerá hasta donde sea necesario y el tema del Covid19 lo empuje, pero no más allá de la figura presidencial. Punto.
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