El nombramiento de Renato Alarcón como líder del PRI deja claro que quien llevará las riendas en Veracruz será el CEN tricolor. De manera inteligente, pero también evidente, la Delegada Nacional, Lorena Martínez, y el jefe máximo, Enrique Ochoa, colocaron a un personaje de bajo perfil, manejable, con la finalidad de controlar los hilos de la importante elección de junio próximo, misma que habrá de reflejarse en el 2018.
Necesitaban un dirigente estatal que llevara las riendas sin que eventualmente quisiera «salirse del huacal». En Veracruz el PRI ha perdido mucho terreno, su credibilidad ante el electorado disminuyó dramáticamente con las acciones de Javier Duarte. No hay margen de error.
Aunado a la debacle tricolor provocada por el ex gobernador prófugo, el regreso de Fidel Herrera supone, (aunque en apariencia viniera a defenderse de los señalamientos en su contra), que el PRI en Veracruz volvería a estar a sus órdenes a través de una figura «a modo».
Así pues, con la finalidad de mostrar distancia temporal con los fidelistas, duartistas, hectoryunistas, pepeyunistas, carvallistas, ayalistas, ericklaguistas y demás «istas», Enrique Ochoa aprobó el nombramiento de Renato Alarcón, sabedor de lo manejable que puede ser.
Entrevisté al Presidente Nacional del PRI en el espacio informativo de Oliva Noticias; me dijo que el priísmo se avergüenza de Javier Duarte y de lo que hizo con el prestigio del partido; fue enfático en comentar que el tricolor debe trabajar fuerte por recuperar la confianza de los veracruzanos.
En este mismo diálogo, Enrique Ochoa me puntualizó que las versiones respecto a la probable candidatura de Fidel Herrera hacia la alcaldía de Veracruz, eran simple y llanamente, un rumor, pues ni siquiera habían salido las respectivas convocatorias.
Esas son las razones que provocaron el nombramiento de Alarcón al frente del PRI en Veracruz. En un estado donde la imagen tricolor tiene daños de fondo, las propuestas de solución deberán venir del CEN, en alianza con la Delegada Nacional, Lorena Martínez. Se requería un personaje «a modo», por eso llegó Renato.