Estar en la cárcel por lo que aceptó haber cometido (buscando un juicio abreviado), no le quita a Javier Duarte la capacidad que siempre tuvo para operar o analizar elecciones. Ganó lo que tuvo que ganar, salvo ese terrible revés con su acérrimo, Miguel Ángel Yunes Linares.
El cordobés dice que la marca “Morena” acabará venciendo a la alianza opositora rumbo a la gubernatura en Veracruz, pero que la excesiva confianza podría jugarles en contra. Duarte no se ha caracterizado por expresarse de manera formal y, a su estilo, no suele cometer muchos errores en temas electorales.
La verdad de las cosas es que la distancia entre Nahle y José Yunes no es tan grande como se ha difundido (aunque tampoco tan corta). La auténtica guerra viene con el arranque de las campañas y la mejor de las encuestas será aquella que se libre el 2 de junio en las urnas.
Pepe Yunes y su frente opositor deberán cuidar que la llamativa y polémica figura del exgobernador no los eclipse y, por ende, la discusión mediática y ciudadana acabe centrándose (por un buen rato) en él. La conocida caballerosidad del candidato opositor no es el mejor balance ante el “personaje del estero”, aunque sean aliados.
No habría mejor “revancha” para Yunes Linares (tras aquella inesperada derrota de su hijo en el 2018), que regresarle “el favor” a López Obrador arrebatándole a Nahle la sucesión en Veracruz, pues Cuitláhuac García no fue el artífice de aquella sorpresiva victoria.
Veamos qué ocurre, pues aunque no lograran ganar la gubernatura, podrían arrebatar las senadurías y varias diputaciones. Se viene lo mejor.