En este periodo me compartieron varios temas desde Palacio Nacional que, por vacaciones personales, preferí reservarme. Entre esos asuntos está la existencia de una encuesta interna evaluatoria (elaborada por Mario Delgado), donde “los morenistas califican a los propios morenistas”.
En dicho trabajo estadístico (el cual pude observar de manera personal), Cuitláhuac García apareció dentro de los peores cinco evaluados. Sin el afán de exagerar, el gobernador de Veracruz es uno de los personajes menos respetados por los morenistas.
Y para lastimar más su ya mallugado ego (deteriorado por haberlo sacado del primer círculo del gabinete federal), Sheinbaum decidió no otorgarle la Comisión Federal de Electricidad, a pesar de que el propio AMLO intercedió por él para dicho cargo.
En el morenismo nacional saben que las acciones que García efectuó en Veracruz fueron por inercia federal, por instrucción “de arriba” y no por iniciativa o inventiva propia. De igual manera, tienen claro que los contados logros fueron cortesía de algunos de sus colaboradores, los “garbanzos de a libra”.
Retomo entonces la encuesta interna de Morena, donde los mejor calificados son AMLO, Sheinbaum y Ebrard, mientras que los más rechazados resultaron ser Félix Salgado Macedonio, Layda Sansores, Manuel Barttlet, Martí Batres y Cuitláhuac García.
Y así, repudiado y mal evaluado por sus propios compañeros, García Jiménez llegará a un cargo federal; algo bueno, pues las encomiendas federales no pagan mal, pero nunca las que pidió, difundió y pregonó “a los cuatro vientos”.
Veremos qué ocurre, y si en verdad ocurre.