Hace cuestión de horas, ahí, en la Secretaría de Gobernación, estaban felices porque supieron que el presidente está cada vez más cerca de designar a Adán Augusto López como su candidato. El plan es llevarlo así, “tapado” hasta la encuesta, seguir el proceso, y después, “quitarle la capucha”.
El asunto es que de ocurrir así, tal como se prevé en Bucareli, no caería nada bien en el ánimo de Cuitláhuac García, quien contrario a lo que indican las prácticas de la “buena política”, se dio “vuelo” arremetiendo contra el candidato del secretario de gobernación para el estado de Veracruz: Sergio Gutiérrez Luna.
García se ha decantado de manera pública por Rocío Nahle, descalificando en el proceso a un militante de su partido, situación que, (dicen en Palacio Nacional), “se suma a la serie de yerros que caracterizan al gobernador de Veracruz”.
García es, (como afirman en el círculo del presidente), “buen ser humano pero pésimo gobernador”, y ante ello, el camino ha consistido en “dejarlo ser, ante lo rápido que se irán los próximos dos años”. Ya no puede ser peor, afirman.
Mientras tanto, la oposición ve, (acertadamente), en Cuitláhuac García a su mejor aliado. Ante ello, los Yunes (rojos y azules), Patricia Lobeirq, Julen Rementería, Dante Delgado y Anilú Ingram, afilan navajas (pues sea quien sea el que aparezca en la boleta electoral), bastará que el gobernador siga hablando para aumentar sus opciones reales de ganar.
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