viernes, diciembre 13, 2024
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Cuando un gobernador es «mal visto»

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Según la estadística académica, dos de cada cinco gobernadores en el ocaso de su mandato disminuyen, invariablemente, 20% más de popularidad respecto a los números de su quinto año de mandato. Me dicen que Roberto Borge es el peor, le siguen los dos Duarte, Javier y César, en ese orden.

Hace dos semanas me senté con investigadores de una de las universidades más prestigiosas de México. Me pidieron guardara su anonimato, pues trabajan actualmente para tres políticos importantes con aspiraciones presidenciales; uno por la vía independiente, y otro, partidista.

En este estudio, Roberto Borge incrementó sus negativos en 18 meses de manera alarmante. Pasó de una percepción obscura del 40% a un desastroso número superior al 70%. Quintana Roo es la entidad, según este análisis estadístico, con peor «vista» ciudadana hacia su gobernante actual.

En Veracruz las cosas no están muy alejadas del abismo en que está sumido Borge. Javier Duarte presentaba, hasta el pasado mes, negativos por un 65%, número que seguramente habrá de subir durante noviembre, cuando finalice su gestión.

De igual forma, me comentaron que tomando como base los últimos tres gobiernos veracruzanos, el actual supera por más de diez puntos porcentuales, los negativos de cualquier otro sexenio en el estado.

Sin embargo, el estudio contempla también que en mandatos anteriores no existía el auge de las redes sociales, situación que ha aumentado la capacidad de hacer públicas las críticas de cualquier ciudadano. ¿Cómo habrían reaccionado Don Miguel Alemán y Fidel Herrera, como gobernadores, en un ambiente «twittero» y «facebookero» en su apogeo?

Los académicos también me compartieron, con números en mano, que prácticamente en el cien por ciento de los gobiernos donde se presenta la alternancia, sin importar partido político o vía independiente, el mandatario entrante goza cuando menos de un 55% de aprobación, producto del popular beneficio de la duda. Dicha «luna de miel» suele durar 6 meses. Veremos cuánto le dura el romance a Miguel Yunes con los veracruzanos, si medio año, o los dos que gobierne. El «amor» se demostrará en las urnas, cuando se renueven las alcaldías. Al tiempo.

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